Las ramas de los árboles chocan contra las láminas de la casa y producen un estruendo que exalta al abuelo, pero no lo despierta. Yo lo imagino parado en la proa de un barco asustado por relámpagos de tormenta y olas gigantes.
No sé porqué siempre sueño con el trabajo –confiesa- Sueño que me peleo con un par de cabrones que no me quieren dar chamba. ¡Puras tonterías! –finiquita- y baja la cabeza sintiendo pena por sus recuerdos.
Al abuelo le gusta contarme sus viajes en alta mar. Se emociona y alza los brazos marrones, magullados, tostados por el sol. Y yo lo imagino luchando con quimeras en tráfagas e inacabables batallas marinas.
A veces lo sorprendo observando absorto la foto de la abuela que tiene sobre el buró. Parece que charlaran. Él pide disculpas, ella lo invita a morirse.
Cuando lo descubro cabizbajo, pensativo, agazapado entre sus miles de arrugas, ahogado en una angustia infinita o sosteniendo el periódico con sus manos trémulas, pienso en aquel poema de Neruda. Abuelo, “¡Todo en ti fue naufragio!”

3 comentarios:
Mi vida eres grande no cabe duda,pero lo que mas me gusta es tu carinio al abuelo.
Hijo muchas gacias por la poesìa edidicada a mi padre, me hisiste llorar, siempre he dicho que tu destino es escribir, lo supe desde que tenìas siete años, por las cartas que solias escribirme.
unos de los poemas mas hermosos que e lee ido sin duda no dejes de escribir eso es lo tuyo te estaremos apoyando
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