sábado, 14 de febrero de 2009

"Café"

Todavía existen exiliados en el sótano,
viejos libros que hablan de amor,
guardados en cajas cubiertas de polvo y olvido,
libres de todo recuerdo porque hace mucho,
hace ya mucho tiempo que se han perdido.

¿Dónde deje el amor?, no lo se. Quizá en el sofá cuando leía,
o en el fondo del café que no terminé.
No estoy seguro de haberlo dejado, o si él me dejo a mí.

La luna ahora es sencillamente luna,
y no otro pretexto para escribirte.
El mar, distante e imponente me mira,
pero no logra comprenderme.

jueves, 12 de febrero de 2009

"Ana esta triste"

Ana esta triste, y ni se inmuta cuando ve pasar a los ciegos en el metro,
esconde la mirada entre el enlace de sus piernas y manos,
tuerce el gesto, pareciera que algo le molesta.
Mira fijamente el juego de dos niños entre los vagones,
no sonríe, solo observa, pero sigue triste.

No sé qué tiene Ana. Se recoge el cabello y juega con sus dedos,
une las puntas de los pies en el suelo,
parece le perturba el ruido de los vagones, cierra los ojos,
junta sus rodillas, las toca, pero sigue triste.

Sonríe Ana, apuesto que tras lo melancólico de tu mirada,
inexpresiva y dura, escondes magia,
celosos colores y amores latentes,
dignos de esta vida, presas de la nostalgia.

Sonríe Ana, el mundo dichoso de verte necesita,
la luz de tus ojos y la nieve de tus dientes.

lunes, 9 de febrero de 2009

"El silencio de René"

Solo, tan solo que el fiel testigo de mis palabras,
es este silencio pasmoso y penetrante que inunda la alcoba.
Al cabo de una hora, se vuelve violento e insoportable.
Me grita en los oídos. Yo, he aprendido a tratarlo. El, simplemente no me soporta.

Al caer la noche. Recostado en mi cama cierro los ojos para soñar.
Imagino estas aquí, a mi lado. Los abro, te busco, no te encuentro.
Allí, en la esquina de la estancia, entre el escritorio y el viejo armario he encontrado tus ojos. Raros, letales y misteriosos. Tu mirada, agazapada entre las sombras me mira como observa un depredador a su presa. Cautiva, excita, enloquece.

Manos de este intento de poeta se pasean por la cama que implora tu presencia.
Bailan sobre la almohada donde tu delgada figura hace falta,
donde cubiertos los dos por estas sabanas, contaría los lunares de tu cuerpo uno por uno,
y extasiado del néctar de tus senos, besaría tu sexo. Dulce, sutil, pero venenoso.

Embriagado ya de ti, moriré de la forma más placentera posible.
Sabiendo que no soy capaz de cerrar los ojos para dormir, despertar por la mañana y ver,
que aquí, a mi lado, en mi cama, volvemos a estar yo, y este cruel y profundo silencio.

"Humedad"

Hace ya tiempo que llovió sobre la tierra de mis ojos,
hoy, el lodo yace seco, agrietado y pálido,
como lo gris, lo inmune, inerte y olvidado,
y no es que muera el dolor, desaparece la materia.

No finjo fuerza ni expresividad. Dicen,
el corazón siente, las mejillas pagan,
pues ni una ni otra, soy ahora el loco
al que se le han acabado las lágrimas.

No lo he pactado con Satanás ¡Por Dios!
Es simple. El creador se olvido de mi llanto,
y me trajo un lápiz, un papel y una luna.
Es así como lloro ahora. Derramando versos...

Pues mire, que de frente le he mentido al sufrimiento.
Ha creído que ya no le conozco al verlo.
Y partió, decepcionado, pensativo y triste.
¿Qué no ha llovido aun? No pasa el tiempo todavía.

"Lluvia"

"...Dichosa la lluvia que contempló tu llanto,
...fuera de la ventana te veía y lloraba."

"Perfidia sobre natura."

Un rojo sol ha enamorado a las flores,
que gozan de su amor tan solo un ratito,
de los rayos que nublan sus olores,
de aquel sol de los mil amores,
que al anochecer queda extinto.

Al canto de las aves promete su regreso,
y cínico y ducho blasfema su lealtad.
Más parte al lecho de otras insensatas,
de diáfanas miradas de credulidad.

Sol que crees y te equivocas,
al pensar que solo tú puedes amar,
más no sabes que por la noche,
dichosa luna ocupa tu lugar.