miércoles, 29 de julio de 2009

Al final de cuentas...

Al final de cuentas vivimos en un mundo de desconocidos.
Aquellos a quienes llamamos con ventaja amigos, padres o hermanos, no son más que un complejo de ideales y pensamientos paralelos y ajenos a los nuestros. Pensar entonces que conocemos a alguien, no es sino un acto aventurado y ciego propio del ego.

Al final de cuentas (y no necesariamente al final), no podemos conocernos ni a nosotros mismos. Es una realidad concreta, más simple de lo que parece. Un camino de incógnitas sin respuestas, no porque no sepamos encontrarlas, sino sencillamente porque no las hay.

La vida se vuelve siempre, una historia cíclica en la que nos creemos escritores de un cuento, en el que tan solo somos personajes.



Montreal, Canadá.

4 comentarios:

Bri dijo...

Prometo que evitaré citar tanto a Tolstoi, pero te juro que cuando leí esto dejé de cuestionarme tantas cosas:


El hombre utiliza su razón para preguntarse ¿con qué fin? y ¿por qué?, y aplica estas preguntas a su propia vida y a la vida del mundo. Y la razón le demuestra que no hay respuestas. Cuando se plantea estas preguntas experimenta algo parecido a la náusea, al vértigo. Los hindúes, a la pregunta ¿con qué fin? reponden: Maia sedujo a Brahma, que existía en ella para que él creara el mundo; y a la pregunta ¿por qué?, ni siquiera se les ocurre inventar una respuesta. Ninguna religión la ha inventado, ni la inteligencia del hombre puede inventar respuestas a estas preguntas. ¿Qué significa eso?
Significa que la razón no ha sido dada al hombre para responder a estas cuestiones, que el hecho mismo de planteárselas denota un error de la razón. La razón no resuelve sino la cuestión fundamental: cómo. Y para saber cómo, resuelve en los límites de lo finito las preguntas por qué y con qué fin.
¿Qué es cómo? ¿Cómo vivir? ¿Cómo se debe vivir? Beatíficamente.
Esto es necesario para todo ser viviente y también para mí. Y la posibilidad de hacerlo se ofrece a todo ser viviente y también a mi. Y esta solución excluye las preguntas por qué y con qué fin.
Pero, ¿con qué fin y por qué no se encuentra inmediatamente en la beatitud? De nuevo un error de la razón. La beatitud es crear la propia beatitud, no hay otra.


¡Regresa! ya!!! te lo ordeno!! jajaja abrazos kikin!

Enrique Chan dijo...

Miss.... jamás te drogues cuando leas a Tolstoi.

PROMETELO!!

Anónimo dijo...

Mi queridoo solitario.. ese viaje encendioo mas tu hablidad como escritor.. me encantaan tus palabras!

René Struck x) dijo...

Tienes mucha razon con lo que escribiste ademas ese tema todos lo sabemos pero esta guardado porq no lo reflexionamos.
A diferencia del comentario de miss jaja yo prefiero no hacerme preguntas que provocan multiples respuestas que no tienen una comprobacion simple.. obvio y supongo que como cualquier persona las he llegado a formular pero no tiene caso por que la existencia de alguien aki y ahora siempre sera un misterio.